domingo, 25 de marzo de 2012

Celadas de tierra brava


Para que camine y le llamen amigo mío

fue necesario que cantasen tantos grillos

fue necesario cuidar que no lloren jilgueros

fue necesario que la lluvia cayese en oro

fue necesario que el saúco dé frutos dulces.

La luna tuvo que descolgarse callada y cerca

los ríos murmurasen sus sílabas de agua

tuvo que caminar el viento entre los cerros

tuvo que tiritar el choclo entre pajarillos

tuvo que saludar la mañana a las tunas.

Bajase el chihualo entre un coro de pincullos

las cajas vomitaran chimaychis con alas

la arawij repìcara como la campana dorada

el pueblo se sacudiera en frenesí de carnavales

el hacha y las parejas danzasen como estrellas.

Desde un vientre heredado de otros vientres,

hechos de papa, cancha, tauri, chicha y motes

tendría que nacer el amor al eco de río bravo,

sonriente en la sonrisa de alturas y nieves

llenando de alegría y calor a mil una jornadas.

Para que la vida renazca entre pétalos de mayo,

para que los zorrillos jueguen entre los papales,

para que el viento serrano se vista de agosto

para que las lagunas dejen de cansarse y llorar,

tendrá que hacerse amistad con la brisa y el agua,

y acordarnos de que llegamos entre grillos de alba.

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