fue necesario que cantasen tantos grillos
fue necesario cuidar que no lloren jilgueros
fue necesario que la lluvia cayese en oro
fue necesario que el saúco dé frutos dulces.
La luna tuvo que descolgarse callada y cerca
los ríos murmurasen sus sílabas de agua
tuvo que caminar el viento entre los cerros
tuvo que tiritar el choclo entre pajarillos
tuvo que saludar la mañana a las tunas.
Bajase el chihualo entre un coro de pincullos
las cajas vomitaran chimaychis con alas
la arawij repìcara como la campana dorada
el pueblo se sacudiera en frenesí de carnavales
el hacha y las parejas danzasen como estrellas.
Desde un vientre heredado de otros vientres,
hechos de papa, cancha, tauri, chicha y motes
tendría que nacer el amor al eco de río bravo,
sonriente en la sonrisa de alturas y nieves
llenando de alegría y calor a mil una jornadas.
Para que la vida renazca entre pétalos de mayo,
para que los zorrillos jueguen entre los papales,
para que el viento serrano se vista de agosto
para que las lagunas dejen de cansarse y llorar,
tendrá que hacerse amistad con la brisa y el agua,
y acordarnos de que llegamos entre grillos de alba.